La boca de un niño no es igual que la de un adulto. En los niños, mandíbulas y dientes se encuentran en pleno desarrollo. Es fundamental realizar un seguimiento durante el crecimiento por un especialista: el odontopediatra.

Durante la infancia se pueden producir problemas en la boca de los niños y es muy importante que realicen su primera visita al dentista en edades que a priori podrían parecer muy tempranas, de hecho, se recomienda que la primera visita al dentista se produzca en el primer año de vida.

Cuando aún son bebés y les salen sus primeros dientes, el dentista infantil enseñará a los padres la manera correcta de limpiar dientes y encías para evitar hongos y caries.

Además de la higiene, el dentista infantil ayuda aportando pautas de alimentación para prevenir problemas dentales.

Una causa común en niños muy pequeños son las llamadas “caries de biberón”, que se producen en niños menores de 3 años.

Hacia los 4 años de edad se pueden detectar incipientes problemas de mordida. Pueden estar causados por hábitos como haber usado el chupete mucho tiempo o chuparse el dedo, aunque también pueden deberse  a cuestiones genéticas.

Se recomienda una revisión en torno a los 7 años, que es cuando aparecen los primeros molares, para asegurar que no haya malposición ni alteraciones.

Si, por ejemplo, se detectaran problemas en la mordida o en la posición de los dientes será mucho más eficaz un tratamiento temprano que pueda corregir y evitar deformidades.

Ortodoncia infantil

Por lo general se le da poca importancia a los problemas de alineamiento dental en los niños y solo se acude a la clínica cuando es un problema exagerado.

Hábitos como chuparse el dedo o morderse el labio pueden afectar mucho a desarrollo óseo y muscular de la boca y de la cara, incluso si se trata de la dentición temporal.

Los dientes de leche establecen la guía que seguirá la dentición definitiva. No se trata de que el niño tenga los dientes perfectamente alineados por una cuestión estética, sino de promover que tanto el maxilar como la mandíbula se desarrollen de una manera correcta y engranen.

Cuando el desarrollo del maxilar y mandíbula no siguen una evolución paralela se pueden producir lo que se conoce popularmente como “cara de pájaro” (si la mandíbula queda muy hacia atrás con respecto del maxilar) y “cara de luna” (si la mandíbula sobresale hacia adelante). Son ejemplos de problemas que se pueden corregir de niños, pero que si no se tratan hasta la edad adulta, sólo se podrá hacer mediante cirugía.

El seguimiento constante y continuado permite prever las posibles problemáticas y fomentar, con los aparatos de ortopedia que el crecimiento óseo se produzca de la manera que nos interesa según la alteración que tenga el niño.

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